Lamentablemente, Haití es el país más pobre del
hemisferio occidental de la isla de Santo Domingo y República Dominicana ubicada en la mayor porción de la parte oriental de esta isla antes mencionada, una de las economías de América
Latina que más rápido crece, desde hace dos décadas.
Estos dos países (HAITI Y
REP. DOM.) comparten la misma isla y siglos
de explotación colonial, en los mismos se hablan distintos idiomas
y poseen diferentes culturas.
Las lenguas oficiales
de Haití son el Francés y el Creole, aunque también se habla Inglés y unos 32 dialectos, dentro de sus diferentes demarcaciones geográficas, mientras que
en la República Dominicana la lengua oficial es
el español (castellano) y gracias a los avances en la educación al implementar los cursos de Ingles por inmersión, hoy día este idioma (Ingles estadounidense) es muy hablado dentro del ambiente juvenil dominicano. En cuanto al el español (castellano) es bueno resaltar que el mismo, posee diferentes variantes o dialectos, a lo que se le llama regionalismo, y esto como su nombre lo dice depende de la región geográfica de la población parlante.
En Haití la mayoría de la
población es Negra, mientras que en República
Dominicana son mestizos.
Un 95% de los dominicanos
son de religión católica, mientras que en Haití el Catolicismo convive con otra religión llamada Vudú.
Algunos
datos históricos sobre la isla que hoy día se llama SANTO DOMINGO:
Los
aborígenes originales de esta Isla fueron los Taínos, que la
llamaban Quisqueya o madre de todas las tierras o Ayiti que
significa tierra de altas montañas. Pero Todo cambió radicalmente con
la llegada de Cristóbal Colón en 1492.
Los colonizadores cambiaron el
nombre de la isla y le llamaron la Española, que es como se le conoce
hoy en día y la usaron como zona de combate estratégica para la
conquista, lo que vino después fue el brutal exterminio de la
población Taina en menos de 25 años. Pero para seguir explotando
las minas de oro y el cultivo de caña de azúcar, los españoles decidieron
importar esclavos africanos de forma masiva, y esto ocurrió
entre 1501 y 1520, así ese año los españoles fueron perdiendo
interés por españolas, especialmente por la zona occidental de la isla y se
volcaron en la conquista de nuevos territorios que prometían mayores
riquezas. Bucaneros, Ingleses, Holandeses y Franceses; empezaron
a disputarse esa zona abandonada, que es la que hoy ocupa Haití.
En esa disputa territorial
ganó Francia y casi dos siglos después de la llegada de Colón Madrid le cedió
formalmente a París un tercio de la española.
Los franceses llamaron esa
parte Saint Domingue y gracias a la producción de azúcar la
convirtieron en una de las colonias más ricas del mundo y la más lucrativa del
Caribe. Pero claro todo en base a un cruel sistema de esclavitud.
A comienzos del siglo 19
El eco de la Revolución Francesa de 1789 llegó hasta Haití y siguiendo sus
ideales los esclavos se levantaron les declararon la guerra a
las fuerzas de Napoleón Bonaparte.
En 1804 Saint Domingue declaró su independencia y fue rebautizada como Haití, pasó a la historia como la primera nación independiente de América Latina y la República negra más antigua del mundo. Pero a un precio altísimo porque Francia la obligó a pagar una indemnización descomunal, para compensar el dinero que ya no recibirían por la explotación de este territorio, de hecho, Haití no logró saldar esa deuda hasta 120 años después a mediados del siglo 20.
¿Qué pasaba mientras
tanto en el resto de la isla?
Pues sí siguió bajo
dominio español hasta 1821, cuando proclamó su independencia con el nombre
de “Estado Independiente del Haití español”, y así nacieron los
dos países, sin embargo, la independencia del Haití español duró
apenas 2 meses, porque en 1822 volvió a ser ocupada por su
vecino Haití (de la parte norte).
Durante la ocupación
haitiana, que duró algo más de dos décadas surgieron muchas de las
divisiones que perduran hasta hoy, Haití gobernó con el firme objetivo de
unificar a la española y para lograrlo tomó medidas represivas, como;
·
Prohibir el uso del español en
los documentos oficiales
·
Instaurar el francés en la
enseñanza primaria
· y hasta limitar algunas tradiciones religiosas dominicanas, además es una reforma agraria que perjudicó a los terratenientes blancos y que obligó a los dominicanos a contribuir al pago de la inmensa deuda de dependencia haitiana.
Desde el lado dominicano,
estas medidas se percibieron como una “Haitinización” forzada y como
consecuencia de ese descontento surgió
una “Sociedad Secreta” para buscar la separación de Haití se
llamaba la “Trinitaria” y logró declarar la independencia en
1844. Fue entonces cuando comenzó a llamarse República
Dominicana.
Luego ya en el siglo
20 fue Estados Unidos el que ocupó la isla en varias ocasiones, por supuesto la
historia y los vaivenes políticos son mucho más complejos de lo que se
puede explicar aquí.
Hoy en día el contraste entre
estos dos países hermanos, es bastante extremo. Su desarrollo económico y
social tomó rumbos muy diferentes. República Dominicana es casi 10 veces
más rico que Haití. Esa desigualdad ha marcado la relación
entre estos vecinos y la migración es uno de los puntos más críticos
Desde hace varias generaciones los campesinos haitianos han
sido esenciales para la economía como mano de obra barata y cada
año miles de haitianos cruzan la frontera para buscar trabajo.
Muchos denuncian maltrato y
discriminación, por parte de algunos dominicanos. De aquel viejo
temor a la “Haitinización” se alimenta un discurso xenófobo que
se ha avivado en distintos momentos de la historia. Aunque hay que
decir que no todo es división entre Haití y República Dominicana, por
ejemplo cuando Haití sufrió el devastador terremoto de 2010 en el que murieron
unas 200 mil personas y un millón y medio de haitianos se quedaron
sin hogar, República Dominicana jugo un papel clave durante
los primeros días de esa catástrofe, así que aunque de un lado
hay un país pobre, pagano, de ascendencia, africana y herencia
francesa y del otro uno mestizo, católico, de
ascendencia, española y en expansión económica tal vez los dos tienen
más en común de lo que están dispuestos a admitir.
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