Opinión Personal sobre Historia de las Ideas Políticas
Considero
que, las concepciones políticas de la sociedad soviética
son las de los constructores activos del nuevo régimen social y político. El
marxismo-leninismo constituye actualmente la base teórica de una inmensa labor
creadora, que encamina a los trabajadores de los países de democracia popular,
bajo la dirección de los partidos comunistas y obreros, por la ruta de la
construcción del socialismo. El marxismo-leninismo constituye un arma en manos
de los trabajadores, de los partidos comunistas y obreros, que realizan su
actividad en los estados burgueses y que luchan contra el imperialismo, el
enemigo principal del movimiento de liberación.
Por otra parte, las
concepciones políticas y jurídicas de clase, del proletariado y de las masas
trabajadoras dirigidas por éste, llegaron a ser las dominantes en toda la
sociedad soviética merced al derrocamiento del poder de los terratenientes y
capitalistas y la organización de la dictadura del proletariado. En consonancia
con dichas concepciones, se forman, actúan y realizan sus objetivos y funciones
todas las instituciones políticas y jurídicas de la sociedad soviética.
Entiendo, según el
autor que, la fijación de los períodos de la Historia de las
ideas políticas se efectúa de conformidad con la historia del desarrollo de las
relaciones económico-sociales, es decir, la historia de la sustitución de un
tipo de relaciones de producción por otro, la historia del desarrollo de las
etapas fundamentales de la lucha de clases. Ello determina la estructura del
curso de Historia de las ideas políticas y de sus manuales.
Pude darme cuenta
que, las tierras del Estado y de los templos
pasaron a ser prácticamente propiedad individual, aunque nominalmente eran como
también en parte los esclavos de propiedad común de los esclavistas. La tarea
de organización de los trabajos de irrigación, en los que participaban inmensas
masas de esclavos, estaba condicionada necesariamente a la centralización
política y a la creación de monarquías organizadas, relativamente grandes, con
formas burocráticas.
Me enteré que, en el pasado el estado esclavista adopta la forma de una Despotia oriental, o sea una monarquía, en la que todo el poder del Estado se concentra en manos de una sola persona, el déspota, que se apoya en el aparato burocrático del Estado. En su intento de fundamentar la plenitud de poderes ilimitados del déspota, la clase gobernante de los esclavistas proclama el origen divino de este poder.
Los ideólogos de la
clase gobernante justifican y defienden la necesidad de la desigualdad social,
infunden a las masas el sometimiento y la obediencia e incitan al poder supremo
a aplicar un severo terror. En cambio, en la ideología de los oprimidos se
refleja la conciencia de la injusticia del régimen existente, y surge la duda
en torno a la “justicia de la opresión” en medio de la cual viven.
Leí que, en
el antiguo Egipto, desde el momento mismo en que se formaron allí las clases y
a lo largo de los milenios subsiguientes, representaba una sociedad esclavista.
No obstante, siguieron existiendo considerables supervivencias del régimen del
comunismo primitivo y durante largo tiempo se conservó la comuna aldeana. A la
vez que la explotación de los esclavos, se efectuó también la de los
agricultores y artesanos libres, a quienes se les imponían obligaciones, en
beneficio, no solamente del Estado, sino también de los representantes de la
nobleza terrateniente y burocrática.
Algo muy importante y
que no sabía era que, el estado
esclavista del antiguo Egipto estaba organizado a la manera de una Despotia oriental
regida por el faraón endiosado. La circunstancia de ser el antiguo Egipto donde
precisamente aparece esta forma de gobierno del Estado esclavista, se explica por
el hecho de que la utilización de las aguas del Nilo.
El bajo desarrollo de
la técnica, que coloca al hombre en situación de dependencia con respecto a las
fuerzas de la naturaleza, y la situación estacionaria del desarrollo social
crean condiciones favorables para la consolidación de las ideas religiosas en
la conciencia de los hombres. También la ideología política de la clase
esclavista gobernante de Egipto está impregnada totalmente de ideas
religiosas.
Pude aprender que,
en el pasado de EGIPTO la clase gobernante sostenía y divulgaba por todos los
medios la idea de que el faraón es un dios terrenal, continuación directa de
los dioses celestiales. La descentralización política provocó la
decadencia del sistema de regadío, el cual necesitaba ser constantemente
ampliado y perfeccionado mediante una red de canales para irrigar y explotar
los campos “altos”, es decir, las tierras que no se beneficiaban por el
desbordamiento anual del río y eran propiedad privada de los esclavistas
pudientes. En relación con ello surge de nuevo la necesidad de la unificación.
El autor
considera que no se debe tener confianza en los pobres, puesto que quieren
apoderarse de la propiedad ajena;
· La
desposeída codicia lo ajeno.
· No
hay que creer al pobre.
· No
hay que incorporarlos al ejército:
· El
pobre es un elemento perturbador en el ejército.
· Por
el contrario, el rico merece toda la confianza:
· El
rico no es injusto en su casa, ya que es dueño de las cosas y no tiene
necesidades.
El autor aconseja al rey apoyarse en la nobleza, prestar toda clase de protección a sus dignatarios: “Respeta a tus altos dignatarios, salva-guarda el bienestar de tu gente. Ensalza a tus dignatarios para que procedan de conformidad con sus leyes.
Los
sucesos vinculados con esa sublevación están relatados en Papiro de Leyden
conocido con el nombre de La sabiduría: El autor, representante la
nobleza, narra con nítida forma literaria el levantamiento ocurrido: “Los
nobles están amargados; en cambio, el populacho está alegre. Cada ciudad dice:
Pues vamos a golpear a los fuertes de entre nosotros. La tierra se ha dado
vuelta como el torno de un alfarero. El bandido dueño de las riquezas. El rico
en saqueador..
Los desposeídos
libres y los esclavos se apoderaron de los bienes de los ricos y se
convirtieron en dueños de los que antes pertenecían a sus opresores. Sin embargo, no
hay ningún motivo para creer que, a consecuencia del levanta-miento, se haya
realizado la colectivización de los bienes, o que se trazara plan alguno de
transformación básica de las relaciones sociales esclavistas.
La esclavitud siguió conservándose también después del levantamiento: “Aquel que no tenía esclavos temporarios, se convirtió en propietario de esclavos hereditarios.” No obstante, la sublevación asestó un golpe a las ideas tradicionales de los hombres libres sobre la diferencia de los nobles y los no nobles: “No se distingue el hijo de un marido de aquel que no tiene padre. explica lo sucedido como obra de la voluntad de los dioses y de la pasividad o torpe proceder del rey. Para él, la voluntad del rey es el origen de todos los sucesos que ocurren en el Estado.
Sobre el Código
Hammurabi
La ideología
política de Babilonia, al igual que la de Egipto, está impregnada íntegramente de ideas
religiosas. Los dioses determinan el destino de los hombres y de los pueblos.
Conceden todos los bienes y castigan con todas las calamidades, rechazan a los
enemigos y otorgan las victorias. A su vez, todos los conceptos de la clase
dominante acerca del poder de Estado parten de ideas religiosas. Las partes
Introducción y Conclusión de las leyes del rey babilonio Hammurabi contienen un
ensalzamiento y una justificación del poder ilimitado' del déspota oriental. En
estas leyes, ante todo, se afirma el origen divino del poder del rey: “Los
dioses designaron a Hammurabi para gobernar a las cabezas negras”.
Hammurabi hace
aparecer sus leyes, que sirven a los intereses de los esclavistas y que tienden a
consolidar el Estado esclavista, como promulgadas en interés de los débiles,
para la defensa de “los huérfanos y las viudas”. “Para que el fuerte no ofenda
al débil, para que al huérfano y a la viuda se les haga justicia.. Para
la implantación del derecho en el país, para hacer justicia al vejado, he
esbozado en Babilonia éstas mis palabras preciosas que sobre mi monumento he
colocado.
Hammurabi lanza
terribles maldiciones sobre la cabeza del que desobedezca éstas sus indicaciones.
Lo amenaza con la devastación del país y con reducir a escombros las ciudades;
con el hundimiento del pueblo, con perturbaciones y sublevaciones; le presagia
la pérdida del trono, sufrimientos físicos, enfermedades incurables, la muerte
prematura. Así, en estas leyes se refleja la aspiración de perpetuar el régimen
esclavista y el Estado despótico.
La Conversación entre el Señor y el Esclavo, diálogo filosófico impregnado de un profundo pesimismo y que data de fines del cuarto milenio A.C. arroja una clara luz sobre el estado de ánimo de los esclavos y esclavistas del país de los Sumerios.
En este diálogo se
refleja la saciedad del esclavista de las alegrías terrenales y su decepción
respecto de ellas, su falta de fe en la solidez de las mismas, y al mismo
tiempo, tras la irónica docilidad del esclavo, se percibe el sordo descontento
de éste por el orden existente y su duda en la estabilidad de dicho régimen. El
señor va expresando, uno tras otro, los deseos más diversos y
contradictorios.
El esclavo los admite
invariablemente y expresa su disposición a servir al señor respondiendo a todo
con la dócil frase: “Sí, Señor mío, sí.” El
señor renuncia, sucesivamente, a cualquier propósito de participar en festines,
de emprender partidas de caza, de buscar el consuelo en el amor. No cree que
deba esperar favores de la corte del rey. Duda de que pueda confiar en la
gratitud de los hombres por los servicios que él les haya prestado, y de que
pueda contar con los honores póstumos por el bien que les haya hecho.
En este diálogo
el rey es presentado como un severo gobernante con cuya benevolencia es inútil
contar. El autor considera imposible o indeseable cualquier modificación
en el régimen estatal, y trata de sugerir la inutilidad de las sublevaciones
contra el rey. Es curioso que incluso las palabras del Diálogo dedicadas a
las creencias religiosas tengan un tono escéptico. El autor se manifiesta
dudoso con respecto a la conveniencia de ofrecer sacrificios.
La India
es un país de una cultura antigua. Ya en el tercer milenio
A.C. sus habitantes se dedicaban al cultivo de la tierra, empleaban
herramientas de trabajo y otros objetos hechos de cobre y de bronce, y moraban
en ciudades rodeadas de gruesos muros.
El Código
de Manú trata de elevar a una altura inaccesible al brahmán, denominándolo
“divinidad”. El brahmán es llamado en el Código “Señor de toda la creación”,
“el primero entre los hombres”. “Sabed reza el Código de Manú que un brahmán de
diez años y un chatria de cien son entre sí como un padre e hijo: pero de estos
dos, el primero es el padre. ”El imán es el señor de todas las castas, una
personalidad sagrada e intocable.
El
brahmán es omnipotente. Este y el chatria pueden aniquilar a quien se le
ocurra tratarlos irrespetuosamente. Al brahmán no se le aplican los severos
castigos previstos por el Código de Manú; sólo se le puede castigar con una
multa o el destierro.
La propiedad del
brahmán es inviolable; ni siquiera
el Estado tiene derecho a quitarle sus bienes. El sudra está
presentado como el contraste de todas las demás castas, como el nacido una vez
frente al “dos veces nacido”. El sudra es un esclavo. Incluso el
manumitido por su dueño no puede emanciparse de la esclavitud, ya que ésta es
considerada como algo nato; el sudra no puede tener propiedad.
En premio por la
obediencia y la docilidad, el Código de Manú le promete pasar a la clase
superior en la vida futura. El Código de Manú contiene una apología del poder
ilimitado del rey.
Finalmente, al enumerar las “partes integrantes” del Estado, menciona al rey en el primer lugar, como el más importante entre ellos. El rey ha sido colocado en el trono de Indra; es la personificación del amo del mundo. Está formado por el brillo de todos los dioses. Creado por las partículas de éstos, es el “Gran Indra”. “Por el brillo supera a todos los seres creados.” El Código de Manú atemoriza a todos los que se atrevan en contra del rey. “El fuego quema solamente a la persona que sin cautela se acerca a él, el fuego (la ira) del rey aniquila (toda) la familia con su ganado y sus bienes acumulados.
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