7.1 Composición y desarrollo
racial, sociocultural y económica.
La población
dominicana posee en su ADN un 39% de ancestros europeos, un 49% africano y un
4% precolombino o taíno.
En el caso
dominicano tras la impronta de la colonización, las migraciones han sido
constitutivas, desde el principio, de la construcción de la identidad
dominicana y de la nación misma.
- La
composición racial dominicana fue el resultado del encuentro del
colonizador español con aborígenes y esclavos africanos en
el territorio que hoy es la República Dominicana. Sobre
esta base inicial, diversas olas migratorias de diferentes procedencias o
«etnias» alimentaron la composición racial y cultural de la identidad y la
nación dominicanas.
Estas migraciones
fueron particularmente importantes en los siglos XIX y XX, ligadas
principalmente, o no ajenas, al desarrollo de la industria azucarera moderna, y
de políticas migratorias desde el Estado orientadas a aumentar la
población, “mejorar la raza” y/o favorecer los buenos hábitos de
trabajo entre los dominicanos.
En el siglo XXI la
migración, principalmente la haitiana, continúa su presencia en la nación y
aparecen nuevas corrientes migratorias, a tono con la evolución de la dinámica
de la región y del Caribe.
- La identidad
dominicana es multiétnica, multicultural, fruto de la mezcla de poblaciones,
tradiciones y culturas de diversos orígenes que se recrean, fundamentalmente,
en el territorio de la nación.
La nación
entendida como sentimiento de pertenencia, de afiliación a un espacio
colectivo, a una unidad que va, como un sentimiento afectivo, mucho más allá de
un territorio compartido, una lengua o una religión.
La reflexión y el
análisis sobre la identidad dominicana debe hacerse en la doble perspectiva del
impacto, en la construcción de esa identidad, de los procesos de la inmigración
y de la emigración.
No debemos olvidar
que la identidad es una noción compleja que se redefine con y en el tiempo y
está marcada por múltiples pertenencias, como bien decía Max Weber en Economía
y sociedad: «La pertenencia a una etnia o la etnicidad es el sentimiento de
compartir una ascendencia común, ya sea, que esta tenga como origen el
lenguaje, las costumbres, las similitudes físicas o la historia vivida,
objetiva o mitológica.
- Base
de la economía dominicana
La economía
dominicana depende principalmente del comercio exterior, los servicios, la
minería, la industria farmacéutica, componentes electrónicos, equipos médicos,
minería, textil y calzado y el turismo, siendo estos sectores los pilares de
una economía diversificada y una industria altamente desarrollada
7.2 La población
marginada
Un 45.7% de la
población dominicana se encuentra en un estado de vulnerabilidad a la pobreza
moderada, a la cual ya pertenece un 17.1% de los dominicanos y el 8.8% vive
en pobreza extrema, según el Informe sobre Desarrollo Humano
para América Latina y el Caribe, dado a conocer ayer a los medios de
comunicación y hoy al público.
El 62% de los
hogares urbanos de la República Dominicana vive en situación de pobreza,
afectando fundamentalmente a la población infantil, sobre todo al grupo de cero
a cinco años en el que la pobreza alcanza 20%, de acuerdo al Estado Mundial de
la Infancia 2012 que presentó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF).
Los grupos
marginados, como los niños y niñas que viven o trabajan en la calle, los hijos
e hijas de los inmigrantes, refugiados y de los desplazados internos, afrontan
trabas concretas en educación, incluida la dificultad de cumplir los requisitos
de inscripción para matricularse en las escuelas urbanas.
7.3 Las
migraciones. Tipos, características, causas y consecuencias.
La decisión
migratoria está fundada en una compleja combinación de factores internos y
externos; entre los externos más significativos destacamos:
1. Falta de
alternativas para los logros ocupacionales.
2. Incertidumbre
social sobre el futuro económico.
3. Inseguridad
general frente al crecimiento de la violencia.
4. Necesidades
básicas insatisfechas.
Entre los factores
internos destacamos:
1. Frustración en
las expectativas de vida.
2. Frustración en
la realización personal.
3. Mandato
generacional ligado a la comunidad de la cadena migratoria familiar.
4. Acceso a la
información acerca de las opciones en el exterior.
5. Convicción de
la imposibilidad de la realización ético-valorativa en la sociedad de origen.
Consecuencias
generales
Los flujos
migratorios producen, tal como afirmábamos al comienzo, una serie de
consecuencias relacionadas con el país de origen y con el país receptor. En el
país de origen se podría disminuir el conflicto social y político cuando un
porcentaje importante de la población productiva decide emigrar. Disminuirían
así los niveles de desocupación y de descontento, ya que se crearían
posibilidades aparentes, producto de este movimiento de personas hacia otras
regiones.
La mano de obra
que se queda puede tener una mayor posibilidad de ingreso al mercado de
trabajo, porque ha disminuido la competencia. Una tercera postura
plantea que, con la emigración puede aumentar la capacidad de consumo de
aquéllos que se quedan y tienen un grado de parentesco con quien se fue;
siempre y cuando el emigrante se haya integrado a la sociedad receptora, de
manera que esté en condiciones de enviar a su familia una parte del dinero
excedente que genere en el país receptor.
Para ello se
condiciona a los sujetos de modo que tomen una decisión que, en general, nunca
terminan de procesar totalmente. En realidad, dicha decisión viene siendo el
resultado del mensaje introyectado, generador del consenso rutinario. Éste
conduce a un conjunto de personas a emigrar, como una salida a las limitaciones
impuestas en el país de origen.
7.4 Grupos étnicos de la
isla de Santo Domingo.
Hablar de cultura
en el Caribe es entender que ésta se ha transformado a través de su historia y
que hoy en día es producto de múltiples influencias étnicas, raciales,
religiosas, etc., y cuyas modificaciones no cesarán en el futuro.
En el caso de la
República Dominicana su conformación cultural es resultado de un rico proceso
multiétnico, pues cuenta con elementos matrices etno-culturales y
raciales, como lo indígena, lo blanco (europeo) y lo negro, amén de otros que
llegaron posteriormente como los chinos, árabes, norteamericanos y de otras
regiones del mismo Caribe.
En fin, un
encuentro de diversos orígenes donde actualmente predominan los mulatos, luego
los negros y los blancos todo esto unido por un rasgo fundamental que es la
lengua donde el autor logra también encontrar elementos tanto europeos como
indígenas y africanos.
la reunión de
aquellas poblaciones surgidas del mestizaje de continentes profundamente
dispares en cuanto a sus características raciales y del entrecruzamiento
cultural de blancos, negros e indios, sobre la base de la dominación ejercida
por los primeros como es el caso de los pueblos antillanos.
Su característica
diferencial es la de pueblos des culturados de
su indianidad, de su africanidad y de su europeidad para ser una
configuración étnica nueva.
En esas
poblaciones predominó por fuerza de la hegemonía colonial el europeo que dio una
lengua y una cultura ibérica degradada, pero esta configuración fue reelaborada
con valores que clandestinamente fueron impregnados por las culturas indígenas
y las africanas dándoles un perfil propio.
Serna sugiere
valorar de una mejor manera el aporte indígena; de esta manera en "Pueblos
Nuevos" los indios recibieron dos herencias:
1) la fórmula de
sobrevivencia ecológica en los trópicos para sobrevivir y poder producir las
condiciones materiales de existencia de sus sociedades y;
2) una inmensa
contribución genética, ya que el llamado blanco en la población de los Pueblos
Nuevos es esencialmente el mestizo, generado por europeos en los vientres de
mujeres indígenas.
En estos Pueblos
Nuevos se dio una amalgama biológica y una aculturación de etnias dispares,
dentro de un marco esclavócrata y hacendista que fue muy significativo en el orden
cultural.
La proto-etnia, antes
de una etnia nacional, necesariamente pasó por una etapa en la que indígenas y
campesinos de los estratos más pobres generaron un complejo mestizaje creando
pequeñas proto-células étnicas, que ayudaron de base para el
desarrollo del proceso integrador de la criollidad y una etnia
nacional. Es decir, que un "sector racial como el indígena que se creía
eliminado muy tempranamente, persistió por suficiente tiempo para que su bagaje
cultural sirviera de disolvente en muchos espacios de la cultura
general".
La inmigración
blanca durante los siglos XVII y XVIII fue mínima y lenta, y para el XIX en las
regiones rurales de las colonias españolas se había articulado y definido una
cultura criolla, "mestiza de Pueblo Nuevo", producto de infinidad de
elementos diversos en continua transculturación.
Las versiones de
la historia oficial en la República Dominicana, y en otras partes del Caribe y
de América, que niegan o desvirtúan la presencia indígena en los rasgos
constitutivos de lo nacional, tienen que ser modificadas, para lo cual es
urgente integrar historias locales con un enfoque global que abarque la
historia del Caribe en su conjunto.
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